¿Qué es el estrés?
Los seres humanos lidiamos con el estrés desde la prehistoria, pensemos en nuestros ancestros, quienes enfrentaban situaciones de peligro, como el ataque de un animal o de otros hombres, un incendio, una inundación o una erupción. El estrés es una alarma que se activa frente a una amenaza enviando señales a nuestro cuerpo para que se ponga en estado de alerta y reacción.
El hombre evolucionó y el estrés sigue estando. Ya no vivimos en cavernas, ni tenemos que cazar nuestra comida (en la mayoría de los casos), aún así nuestro cuerpo sigue manteniendo esa respuesta natural, el estrés, frente a situaciones que nos generan tensión en el día a día.
Son muchos los desafíos diarios del hombre moderno, el estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. Por eso, se dice que el estrés en sí mismo no es malo, ya que un poco de este motiva a desempeñarte bien en los distintos ámbitos de nuestra vida (rendir un examen, hacer una presentación en el trabajo, hablar con la persona que te atrae, etc.).
Una vez que nuestro cerebro percibe que la amenaza desaparece, nuestro cuerpo y mente se relajan. Desafortunadamente, hay veces en que las exigencias, y situaciones, como estar frenado en el tráfico diariamente, cumplir con fechas límites, pagar las cuentas y demás, de la vida moderna hacen que los sistemas de alarma de algunas personas rara vez se desconecten y el cuerpo se mantiene en un estado de constante tensión.
Esta falta de desconexión puede generar un estado de estrés crónico, ya que implica tener las alarmas prendidas diariamente. El mismo tiene consecuencias en tu cuerpo y en tu conducta.
Por suerte, hay maneras de detectar y gestionar el estrés.
¿Qué situaciones me estresan? ¿Se repiten diariamente? ¿Hay algo que yo pueda hacer o cambiar?
¿Estoy cargando con muchas cosas? ¿Eso a veces me irrita? ¿Mis responsabilidades están afectando a mi sueño y/o alimentación?
Cada persona tiene un nivel de tolerancia diferente ¿Qué hace que un sentimiento, emoción, conducta, sea lo suficientemente perjudicial para que el riesgo sea perjudicial para la salud?
Tal como en la imagen, el personaje que carga con una pesada mochila, al estrés lo podemos sentir en el cuerpo.
Podemos seguir con las preguntas pensando
Si es que estoy usando alguna técnica para enfrentar el estrés ¿Me está siendo eficaz?
Las estrategias que usemos puede que sean eficientes ante una situación y no en otras. Pensemos para eso alternativas nuevas.
Ante situaciones que sentimos que no podemos manejar, todxs actuamos de manera distinta. Podemos huir, enfrentarlo, angustiarnos, sentirlo en el cuerpo, entre muchos otros síntomas que cada unx que lo vive sabrá. Te proponemos empezar a registrar esto a través de nuestras preguntas. El ejercicio que les mostramos a continuación nos sirve para poder registrarlo y asi prevenir colapsar en muchas situaciones.
¡Ponete a prueba!
Te invitamos a armar tu propio termómetro para identificar cuándo te sentís estresadx. El estrés tiene la particularidad de ser una alarma silenciosa en sus orígenes evolutivos. A veces puede resultar difícil identificar los primeros indicios del estrés y solemos llegar a sobrecargarnos tanto que explotamos y nos agobia muchísimo.
En cada escalón del termómetro te invitamos a que respondas las siguientes preguntas:
¿Cómo me siento? Mis emociones: Nervioso, angustiado, etc.
¿Cómo son mis pensamientos?. Rápidos, lentos, densos, etc.
¿Cómo se encuentra mi cuerpo? Dolor de cabeza, dolor de estómago, contracturas, etc.
¿Qué puedo hacer para bajar? Apagar el teléfono, llamar a un amigo, darme un baño, etc.
️ No hay respuestas correctas, para cada unx estas respuestas pueden ser totalmente diferentes. Te invitamos a que empieces por abajo, identificando cómo te sentís en el verde, puede ser calma, tranquilidad, paz…etc. Si eso no te resulta podés empezar por el rojo, tu punto de explosión, de colapse, mucho estrés.
La idea de este termómetro es que puedas identificar cuándo estos signos y síntomas aparecen, puedas darte una pausa y ver que podes hacer para manejar estas sensaciones. Estos ejercicios nos permiten aprender a regularnos, si registramos que estamos en amarillo, tener tecnicas para evitar llegar al rojo.
Armá tu ritual para desestresar y desconectar
Una vez que pudimos identificar nuestros niveles de estrés te invitamos a crear tus propios rituales. El mundo del “todo ya” muchas veces nos exige estar todo el tiempo activxs y productivxs. Responder a estas demandas puede repercutir en cómo nos sentimos y generar estrés. Es importante tratar de identificar cuando estamos sobrepasadxs o sobrecargadxs. ¡Acordate que el estrés se manifiesta tanto en el cuerpo como en la mente!
Muchas veces después de un día o momento de estrés, seguimos nutriendo el mismo con las redes sociales o con actividades que no nos hacen liberar esta carga. Empecemos por detectar esto. ¿Qué hago cuando estoy sobrecargadx/estresadx?
En una rutina muy agitada puede ser una buena estrategia agendar dos o tres veces a la semana un espacio para hacer actividades que te permitan desconectar y relajar, tanto física como mentalmente. Si eso no es posible, diez minutos al día de “tiempo personal” puede ayudar a refrescar y reducir el estrés. Para cada unx desconectarse puede significar actividades diferentes.
Otra actividad que puede servir es armar un registro cuando empezás la semana de tus actividades, horarios y tareas pendientes. Saquémosle un poco de peso a esa agenda mental. Observar tus prioridades es importante, a veces puede ser muy sano delegar y animarnos a pedir ayuda a otrxs. ¿Qué tan exigente es mi agenda? ¿Qué tipo de objetivos me pongo? ¿Son alcanzables? ¿Me animo a decir que necesito ayuda? ¿Puedo decir que no llego?.
Hay situaciones que se nos presentan y prenden nuestras alarmas de respuesta. El estrés responde buscando protegernos y las respuestas pueden ser rápidas y a un coste enorme. ¿Qué pasa si nos detenemos y tomamos distancia? Antes de reaccionar, tomate un tiempo, contando hasta diez. Volvamos a observar la situación desde cero. Caminar, bailar u otras actividades físicas nos ayudan a liberar presión.