Empecemos por preguntarnos ¿Quién soy? ¿Cómo te describirías a vos mismx?
A la hora de describirnos solemos poner etiquetas que refieren a nuestra historia pasada. Etiquetas chiquitas y otras más grandes que fuimos armando por experiencias y por relatos que nos hacemos y que nos hicieron de nosotrxs mismxs.
Algunas etiquetas son positivas y otras negativas. Las positivas si bien nos ayudan, muchas veces también nos exigen y condicionan. Como “soy ordenadx”, “soy inteligente”, “soy puntual”, etc. Nos pone en un lugar de exigencia en el cual fallar puede generar sentimientos de malestar.
Las etiquetas negativas “no soy capaz”, “me engancho con tales personalidades” , “soy así”, “es mi personalidad”, “soy malx en el deporte”, “soy irresponsable”, “no soy inteligente”, (podríamos seguir infinitamente) nos ponen trabas en nuestro crecimiento personal impidiendonos la posibilidad de cambiar. Cuando decimos esto traducido significa: “es mi personalidad y va a seguir siendo así”, “yo me engancho con tal personalidad y lo voy a seguir haciendo”.
Si a la hora de definirte estás contentx con poner alguna etiqueta no tiene nada de malo, solo sepamos que puede tener consecuencias, por eso es importante de qué forma lo decimos y qué etiquetas nos ponemos.
No solo nos ponemos etiquetas a nosotrxs mismxs, sino también solemos ponerlas a personas conocidas y desconocidas. “Vos sos muy lentx”, “vos sos muy vagx”, “sos el/la más inteligente”…etc. Estas etiquetas que ponemos sin darnos cuenta generan que posicionamos a la otra persona en ese lugar. Por lo tanto el cambio no solo está en aquello que nos imponemos sino en lo que le imponemos al otrx.
Te invitamos a repensar las etiquetas:
Empecemos a decir, por ejemplo: yo antes creía que no era capaz, ahora voy a trabajar para”, “yo me solía enganchar con x personas”, “en general actuaba de tal manera”. Empecemos a hablar del pasado como se merece que hablemos. Como pasado. Intentemos sacar esas etiquetas que solo nos encierran para seguir manteniéndonos en ese círculo vicioso.
Quizás usamos ese “yo soy” a veces como una defensa por miedo a lo desconocido. Como siempre decimos, también es importante que trabajemos en esas etiquetas y en lo difícil que puede resultar a veces salir de esa autodescripción que nos hacemos de nosotrxs. Implica algo desconocido y nuevo. Pero.. ¿De eso se trata esto, no? Te invitamos a que te preguntes de nuevo ¿Quién soy? Reformulando la respuesta.
¿Estoy encadenadx con mi pasado a la hora de definirme?
¿Por qué me puse ese “yo soy”?
¿Cuáles son las etiquetas que hoy me pongo a mi mismx?
¿Podría empezar a soltar las que no me ayudan a avanzar?
¿Le pongo etiquetas a las personas?
Te invitamos a reflexionar sobre cómo te estás definiendo, la importancia que esto puede tener en vos y cómo estás imponiendo esto en otra persona.
Me etiquetaba casi siempre, pero siento que desde que empecé a descubrir mi sexualidad todo va cambiando, me necesitaba poner una etiqueta de si era lesbiana, heterosexual o bisexual. Pero me pasa que cada vez que nombro alguna de ellas no me siento cómoda, me hace ruido decir soy bisexual porque estoy abierta a enamorarme de quien sea. Siento que hoy estoy empezando a decir no quiero etiquetar mis gustos.
Con esta enseñanza que ustedes escribieron me estoy dando cuenta que yo etiqueto a las otras personas también y que no esta bueno o por lo menos a mi no me gusta. Porque otrxs también me etiquetan y yo no quiero que digan esa cosa de mi. Hasta acá llega mi comentario.
Buena semana💓