Todxs vivimos momentos de crisis, ya sea un despido del trabajo, no llegar a fin de mes, pelearse con un/a amigx, separarse, miedos, vacíos, desengaños, entre otros.
Si pensamos en las crisis que tuvimos que atravesar a lo largo de nuestra vida, podemos ver cómo las mismas nos han ayudado a crecer, a conocernos más, ser más capaces y aprender. Pero, la verdad es que a los humanos no nos gusta encontrarnos con crisis o con desorden de nuestra estabilidad. Usualmente, frente a los cambios que no nos agradan nos angustiamos, enojamos, frustramos y muchas veces nos desesperamos. Tratamos de evitar, construir murallas, distraernos de alguna manera, o anestesiarnos del dolor.
Por supuesto, es normal querer evitar el dolor o dificultades, a veces necesitamos distanciarnos de nuestros problemas. Pero si escapar o rechazar se convierte en nuestro mecanismo habitual los problemas no desaparecen mágicamente. Pero, de lo que también nos alejamos es la capacidad de poder enfrentarlos y aprender de los mismos. Nos alejamos de nuestra posibilidad de cambio y sanación.
“Sin cambios no se puede evolucionar.”
Imaginémonos que como seres humanos siguiéramos en los tiempos de las cavernas, prendiendo fuego con rocas y no cambiáramos. Los cambios y las crisis nos llevan a buscar nuevas maneras de enfrentarnos a ellos, que como consecuencia nos permite construir nuevas ideas, pensamientos o creaciones.
Hoy en día nos enfrentamos a una realidad compleja de la cual surgen varias complicaciones que como seres humanos debemos enfrentarnos. No es fácil describir la amplia gama de experiencias en la vida que pueden causarnos dolor, molestarnos o hacérnosla difícil. Experiencias que nos despiertan temores, angustias, inseguridades o falta de control. Y qué difícil… cuando sentimos que perdemos el control. No, no nos gusta para nada.
Pero parte de entender las crisis y el cambio, es entender que a veces no tenemos control de las cosas que nos pasan, pero si tenemos la oportunidad de hacer algo con lo que nos enfrenta a desafiarnos. Podemos escapar, huir, enojarnos, o podemos hacer que esta situación nos dé una oportunidad para salir adelante y avanzar en cuanto a nuestro crecimiento personal.
Aquí, catástrofe no quiere decir desastre, sino, más bien, la profunda enormidad de nuestra experiencia vital. Incluye crisis y desastre, aunque también todas esas cosas que salen mal y vienen a añadirse. La expresión nos recuerda que la vida es un continuo fluir, que todo lo que creemos permanente es sólo temporal y que cambia todo el tiempo. Ello comprende nuestras ideas, opiniones, relaciones, trabajos, pertenencias, creaciones, cuerpos… Todo. (Jonh kabbat Zinn)
Poder ver las crisis como oportunidad de aprender nuevas habilidades en nosotros. La crisis puede que tenga un sentido para volver a equilibrarnos con nuevos recursos. Las situaciones que aparecen y nos descolocan nos ponen de frente con nuestras creencias de nosotrxs mismxs y nos permiten preguntarnos.. ¿Qué creencias queremos mantener en el tiempo y cuáles queremos cambiar? Esto que me está pasando.. ¿Me permite replantearme algo? ¿Buscar un cambio? ¿Transformar?
“Las cosas no se pueden cambiar pero si se puede cambiar la manera de percibirlas”. Enric Corbera