- “¿Qué sucede cuando muere una madre? ¿Cuáles son las posibles reacciones y por qué pueden darse?”
Cuando una madre muere, invade un dolor profundo tan profundo que nos atraviesa por todo lo que somos. ¿Y cómo no? Es la pérdida de mi primer amor, nuestro primer vínculo. Fue aquella persona que nos dio vida, nos sostuvo, nos alimentó, nos nombró.
Los humanos estamos genéticamente predispuestos a necesitar de un otrx, a buscar un otrx para crear relación, muchas veces ese otrx es la madre o la figura materna. Lo que nos lleva a pensar ¿se puede estar preparada para dejarla ir?. Intelectualmente todos sabemos que la vida tiene un ciclo y un fin, pero ¿cómo nos preparamos para perder a aquella persona que nos significa tanto? Una puede pensar, que su madre puede morir en algún momento porque es parte de la vida, pero nunca estamos preparadas para aquello que podemos sentir.
No todas las muertes son iguales o generan el mismo impacto. ¿Mi madre venía enferma de antes y la estaba viendo sufrir? Puede que en algunos casos, el final venga acompañado con una sensación de alivio por dejar de verla sufrir, pero ese alivio se puede entremezclar con culpa por la pérdida o inclusive por sentir alivio. ¿Una muerte repentina?, tal vez no entiendo qué sucedió y mi mente necesita tiempo para comprender o hacerse la idea de que ya no estará más. Inclusive una muerte como parte del proceso natural de la vida, puede venir acompañada de desconcierto, de culpa y tristeza.
- “¿Cuáles son las etapas a atravesar del duelo? ¿Qué herramientas / estrategias nos pueden ayudar en cada una?”
Elizabeth Ross, psiquiatra que curiosamente muere cuando escribe este libro, menciona 5 etapas: Negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Porfa, no pensemos estas etapas como cronológicas ni como aquello esperable que ocurra, sino quizás nos puede servir para entender e identificar si transité o estoy transitando alguna de estas. ¿Por qué? Muchas personas que vienen a consulta atravesando un duelo, aparecen con la sensación de “estoy loca” o “no es normal estar así”.
La NEGACIÓN es una defensa, Nos resulta tan dolorosa e inaceptable esta pérdida que nuestra cabeza lo niega, como un mecanismo que nos defiende de esa inmensa angustia, nos protege. No quiere decir que no sepa que murió, si no que nos ayuda a sobrevivir de la pérdida “sigo poniendo la mesa esperando que venga a comer” “sigo llamándola cuando me enfermo”.
Otro momento es la IRA. Cuando se muere mi mama puedo ver la ira por varios lados, me puedo enojar con algún ser querido por la forma en que actuó, conmigo misma por como fui en el último tiempo o por no haber hecho nada para evitarlo, con algún médico por no haberla salvado, puedo enojarme con mi mamá pensando que me abandonó, en Dios si soy creyente. ¿Cómo no voy a estar enojada? Es probable que la ira aparezca y desaparezca durante todo el duelo. Compartí tu enojo, expresalo, gritale a la almohada, baila, grita, hace cualquier tipo de ejercicio que te permita desahogar un poco todo este enojo.
La NEGOCIACIÓN es otra etapa, aquella podemos estar pensando “¿Y si hacía esto?” “Ojala pudiese volver al tiempo atrás”, momento donde la culpa aparece recurrente. Este mecanismo va pasando por distintos momentos, en un principio puede ser negociar con la
enfermedad, y al final negociar con pensamientos como “cuando me muera yo voy a ir al mismo lugar que ella”.
Otro estado es la DEPRESIÓN, acá empezamos vivir el duelo de una forma más profunda, aca llega un nivel de angustia que posiblemente vivamos por primera vez y aparezca la sensación de túnel sin salida, pero es importante saber que es una respuesta esperable en este duelo. “No quiero salir más de mi cama, no quiero ir a trabajar ni tengo ganas de ver a nadie”
Por último la ACEPTACIÓN, ¿Quiere decir que ya no siento dolor? No. Quiere decir decir que acepte que mi mama hoy no está físicamente acá conmigo con la angustia que eso conlleva. La recuerdo a mi mama como aquello que fue. Empiezo a rehacer mi vida con este recuerdo.
A veces nos pueden decir cosas para hacer y que genere ansiedad o malestar no poder estar haciendo. Por eso hay que tener en cuenta que con el tiempo cada una va a ir encontrando sus herramientas para atravesar este duelo. Podemos pensar algunas ideas que quizás te sirvan en algún momento:
– Validar lo que te pasa. Permitir que aparezcan emociones, sensaciones y recuerdos. Respeta tu proceso que no se parece a ningún otro.
– Aprender a pedir ayuda que a veces es lo que más nos cuesta. Pedir ayuda a gente que quiero, transmitir lo que necesito, si necesito que me hagan compañía y estén en silencio, si necesito que me abracen, si quiero que me distraigan y me hagan reir, o lo que crea necesario.
– Honrar, armar rituales que nos ayuden a elaborar nuestra pérdida. Escribir como forma de descarga, escribirle una carta a ella, armar una caja con recuerdos, hablar de ella con alguien que me haga sentir cómoda. (En la medida que me siente preparada para hacerlo)
– Hay talleres o reuniones sobre el duelo, en caso que tengas ganas de compartir aquello que estás viviendo con otras personas.
– “¿Qué no deberíamos hacer?”
❖ Intentar no sobreexigirse. Salir de lo que debería estar haciendo. Tus tiempos son tus tiempos.
❖ No encerrarse por tiempo prolongado. Aunque sabemos que es un momento que no tengas muchas ganas, es importante poco a poco reconectar con personas y actividades que me hacían bien.
- ¿Cuánto influye el tipo de relación que tuvimos con nuestra madre en el abordaje de este duelo?
Este artículo se llama “ma te extraño”, por lo tanto vamos a pensar en esas madres que hayan estado presentes o no pero inevitablemente hoy la extraño.
Como bien sabemos no todas nos llevamos con nuestras madres de la misma manera, la relación madre hija es compleja, existe complicidad, amistad, amor-odio, conflictos, idealizaciones, entre muchas más. La relación que construimos con ellas tiene gran implicancia en lo que su pérdida significó para nosotras.
Podemos pensar que cuanta mayor dependencia y necesidad de esa figura, mayor será también el desafío para enfrentar las adversidades sin su presencia. La vida nos obliga a independizarnos de un día para el otro.
Por otro lado en un vínculo conflictivo puede quedar un remordimiento de todo aquello que no hice.
En sí, toda pérdida es dolorosa, pero en ambos casos, puede que su pérdida te lleve a reacomodar internamente. Si te sentís identificada con alguno, tené en cuenta, que somos seres con capacidad de resiliencia y de adaptación, seguro tu proceso sea difícil, pero si estas hoy leyendo esto es porque no estás en el mismo lugar que ayer.
- ¿Hay un tiempo estipulado que dure este proceso?
En el duelo no hay agujas. NO HAY TIEMPOS, NI FORMAS Para el duelo de una madre. Respetarme eso. No comparemos nuestros duelos con otros, tu vínculo con tu mama fue distinto al resto. Inclusive si tenes hermanxs, es posible que cada unx lo atraviese a su manera. No hay algo que esté bien o mal, simplemente escuchá lo que estés necesitando en este momento.
- ¿Es importante pedir ayuda y asistir a terapia? ¿En qué casos?
Super, como mencioné anteriormente, es fundamental saber que podemos buscar ayuda profesional. El dolor es tan fuerte que abruma, y a veces se hace necesario encontrar un espacio para expresar y rememorar ese vínculo. Sea cual sea la situación, si sentís que te está costando atravesarlo por tu cuenta, que te faltan herramientas, que necesitas compresión o simplemente que te escuchen, no dudes en pedir ayuda.
- ¿Cómo se puede reparar esa ausencia? ¿Cómo se sigue adelante?
Yo creo que no se repara la ausencia, sino que aprendemos a convivir con su ausencia física. Pero gran parte de esa madre que ya no está inevitablemente queda en nosotras. Saber que a veces parece todo negro pero que con un trabajo y dejando que el proceso natural del duelo haga su camino,podemos volver a recuperar energía y deseo.
Cada situación de pérdida trae consigo una transformación interna como externa. Nos encontramos resignificando nuestra identidad, y eso nos va a llevar un tiempito. En la medida que cada una va pudiendo, animarse a recordarla desde experiencias vividas, hablar con otras personas de cómo era ella, como era en otros ambientes, permitir que eso nos conmueva y con toda esa conmoción vamos procesando y siguiendo con nuestra vida.